Sumario

La visión de...

Anabel Rodríguez

Directora de la Fundación para la Economía Circular

Economía circular, cuando el alimento se convierte en fertilizante

La economía circular es un concepto económico que se incluye en el marco del desarrollo sostenible y cuyo objetivo es la producción de bienes y servicios al tiempo que reduce el consumo y el desperdicio en materias primas, agua y fuentes de energía. Se busca pasar de un modelo productivo lineal (producir, usar y tirar) hacia otro circular, basado en el principio de ciclo cerrado de los productos, los servicios, los residuos, los materiales, el agua y la energía; algo que también afecta a la cadena alimentaria.

De seguir con el actual modelo lineal se agotarían nuestras fuentes y suministros, por eso la economía circular se ha convertido en la esperanza. Con esta fórmula cerraremos el ciclo de la producción con el menor impacto para la naturaleza, generando riqueza y empleo. Según recoge la Comisión Europea se podrían crear, para 2030, entre 1 y 2 millones de puestos de trabajo en el conjunto de los países comunitarios.

En un futuro inmediato ya no se hablará más del residuo como un problema, sino de recursos en circulación.

El concepto de la economía circular ha venido para quedarse. En un futuro inmediato ya no se hablará más del residuo como un problema, sino de recursos en circulación; pero para ello Gobiernos, empresas y ciudadanos debemos confabularnos para cambiar el actual modelo económico.

En la conferencia internacional, Ahora la Economía Circular, organizada por la Fundación para la Economía Circular, se pudo comprobar, escuchando a los casi 40 expertos reunidos en la ciudad de Sevilla, que ya existen iniciativas europeas a favor de este nuevo concepto económico, tanto en el ámbito público como privado, que pueden servir como referente en España para empezar a transitar ya hacia ese modelo.

En todo ámbito de la UE, excepto en España, lo producido mediante compostaje a partir de basura mezclada se llama compost.

El actual Reglamento 2003/2003 no incluía a los fertilizantes innovadores obtenidos a partir de materiales orgánicos. Además, en España la ley de residuos señala que solo se puede denominar compost al producto tratado procedente de materia orgánica recogida separadamente; es decir, de manera equivocada, distingue el compost de lo que no lo es por su origen, en lugar de por estándares de calidad. El bioestabilizado siempre queda fuera de los circuitos posibles de uso, porque para el Gobierno español no es un compost, ni bueno ni malo, y no existe ninguna norma de uso del mismo. En pureza, no se puede utilizar para nada y esto es un despropósito. En todo ámbito de la UE, excepto en España, lo producido mediante compostaje a partir de basura mezclada se llama compost.

Eso no quiere decir que las normas de uso para el compost “pata negra” y el bioestabilizado no tengan diferencias. Pero estamos hartos de escuchar a los operadores que una buena parte del bioestabilizado producido en sus instalaciones cumple las normas y las características de un compost de clase 2. Yo siempre digo, que no entiendo que un país cuyo suelo está en buena parte erosionado o desertificado no tenga un plan que permita utilizar como enmienda orgánica este compost que, sin ser “pata negra”, posee calidad suficiente para este uso.

Fotografías: Fundación para la Economía Circular.

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